Subiendo la Cuesta del Obispo

Tras tres días de ascenso coronamos la Piedra del Molino, a 3500 msnm y de ahí hasta Seclantás

Tras una noche fresquita entendimos los cultos ancestrales al dios Sol, que tras aparecer a eso de las ocho hizo subir la temperatura rápidamente. Por delante teníamos unos 26 km de subida hasta la Piedra del Molino, la mayoría por camino de tierra en lo que se conoce como La Cuesta del Obispo. Antes de empezar nos provisionamos con agua, las empanadas del día anterior, galletas y probamos además las empanadas dulces, otra tradición salteña.

Inicio de la Cuesta del Obispo
A mitad de la subida puede verse la quebrada

La subida aunque hermosa era muy larga aunque no con rampas muy duras. A ratos soplaba un viento frontal que hacía muy difícil pedalear y estábamos rodeados por montañas colosales de más de 5.000 metros. Tras no poco esfuerzo llegamos a una zona asfaltada que marcaba los últimos 5 km de subida, primero hasta el mirador de la Cuesta del Obispo donde ya pudimos comprar más agua y encarar los últimos 3 km hasta la Piedra del Molino, el punto más alto a 3557 msnm. El viento soplaba muy fuerte en la cima y siguió soplando durante lo que creíamos iba a ser una larga bajada placentera atravesando el Parque Nacional de los Cardones.

Mirador Cuesta del Obispo. Al frente puede verse el Cerro Negro o Malcante de 5.226 metros. Por abajo el camino de terra de la «cuesta del obispo»

Piedra del Molino, punto mais alto a 3457 metros

Nunca antes habíamos tenido tanto viento en contra. ¡Teníamos que pedalear en la bajada! Y aún así no avanzábamos casi nada por un paraje muy desértico donde viven libremente los guanacos, llamas salvajes. Otros habitantes que desafían lo riguroso del clima son los pumas y los zorros.

Altiplano a más de 3 mil metros de altura

Al llegar a la recta del Tin Tin, un antiguo camino inca, nos desviamos hacia Seclantás donde nos esperaban Martina y Johan, nuestros contactos de workaway. El camino hacia Seclantas era de tierra y no muy recomendable para ir con alforjas pues tenía tramos con mucha arena difíciles de pedalear. Además seguía soplando el viento. A todo esto, eran ya las seis de la tarde y aún nos quedaban unos 40 km hasta el destino. Así las cosas vimos pasar una furgoneta y fue nuestra salvación. Iba muy cargada, pero aún así su conductor Marcelo nos hizo un espacio y nos llevó hasta Seclantás. Como muchos argentinos tenía pasado “gallego”, pero gallego de veras, de Vigo y Pontevedra. Se dedicaba al vino algo común en esta región argentina. Marcelo no solo nos llevó hasta Seclantás si no que lo hizo hasta casa de Martina y Johan, donde cenamos y dormimos en su furgoneta como lirones.s 40 km até ao nosso destino. Em poucos quilómetros, já se começava a fazer de noite, passou uma carrinha e foi a nossa salvação. Ia bastante cheia mas, ainda assim, o condutor, Marcelo, deu um jeito e levou-nos até Seclantás. Como muitos argentinos tinha um passado “galego”, mas galego de verdade, de Vigo e Pontevedra. Dedicava-se ao vinho, algo comum nesta região argentina, pois existe incluso a rota do vinho por esta zona. Marcelo não nos levou apenas até Seclantás mas deixou-nos à porta de casa de Martina e Johan, a uns 6 km, onde jantámos e dormimos profundamente na carrinha deles.

Ruta 40
17 mayo, 2017