Machagai
Cuatro días con Alfredo y su familia en esta ciudad chaqueña recuperándonos del barrio y la lluvia

Tan solo 20 km nos separaban de Presidencia de la Plaza a Machagai, donde nos esperaba Alfredo, nuestro anfitrión de couchsurfing. Así que pedaleamos poco bajo una lluvia débil. Veníamos de muchos días de lluvia y barro así que una de las primeras cosas que le pedimos a Alfredo fue hacer lavadoras.
Alfredo también es cicloviajero y él y su familia nos recomendaron muchos lugares interesantes que ver del Chaco. Esta provincia lleva su nombre por una técnica de caza denomminada chacú empleada por los pueblos originales que consistía en envolver a las presas mediante un círculo de fuego, ruido y humo. Además forma parte del Gran Chaco, el corazón de América del Sur que además de Argentina, ocupa también buena parte del Paraguay, Bolivia y un pequeño trozo de Brasil.
Además nos contaron los distintos cultos populares en torno a personajes de la clandestinidad argentina como los hermanos Velázquez o el Gauchito Gil. De este modo entendimos los altares situados en las carreteras en homenaje a estos héroes populares cuyas historias se han mitificado hasta el punto que es imposible separar los hechos de la realidad. Dos de estos cuatreros, héroes para unos y bandidos asesinos para otros están enterrados en el cementerio de Machagai. También nos enseñaron una película sobre la última dictadura militar argentina y nos hablaron de la sublevación de los originales en el siglo XX, que terminó en la Masacre de indígenas de Napalpi en 1924, a escasos siete km de Machagai. Los pueblos qom y mocoví fueron los más ajusticiados por las fuerzas del orden y no fue hasta hace pocos años que el gobierno argentino reconoció el abuso de fuerza sobre ellos.


Nos dejamos cuidar en casa de los Pérez, donde nos quedamos cuatro días comiendo, cocinando y aprendiendo muchas cosas interesantes de los días por venir, sobre todo de la provincia de Salta. También fuimos a ver la estación de tren que desde los años 90’s, durante el gobierno de Menem, cayó en desuso y la mayor parte de mercancías del país se llevan en camión. Pudimos ver también el palo borracho más viejo de los que hemos visto hasta ahora y una nueva iglesia ortodoxa impulsada por la comunidad yugoslava.


Limpiamos las bicis a fondo, probamos los zapallitos rellenos con verdura y nos enseñaron también mucho folclore argentino y varios humoristas que caricaturizan la realidad argentina. Nos despedimos con dos pizzas especialidad de la casa, pues Alfredo estudió gastronomía.