Ilha do Cardoso
Llegamos a Maruja a través del camino de Ariri
Al salir de Cananeia se presentaban dos opciones: o tomar um barco hasta Maruja (Ilha do Cardoso) o coger un camino que por el interior del Parque Estadual Lagamar de Cananeia. Optamos por la segunda para ahorrar unos cuantos reales del barco y pedalear por dentro de un parque natural donde se refugia uno de los primates más amenazados del mundo, el mico-leão-de-cara-preta (Leontopithecus caissara), del que solo quedan 300 ejemplares. Ninguno se dignó a dejarse ver.
El camino comenzaba tomando una balsa y seguía por un tramo de unos 8 km por carretera. Luego se desviaba hacia el parque rumbo a la población de Ariri. La pista de tierra era muy buena al principio aunque nos pasaron bastantes coches, por la mañana, para ser un Parque Estadual. Cruzamos muchos puentes y vimos hojas de tahioba gigantes. También vimos varias bandadas de papagayos pero eran muy difíciles de fotografiar.
La pista empeoró mucho por la tarde, con muchas piedras, pero finalmente llegamos a Ariri. Allí cogimos otra barca y tras regatear el precio el pescador, Anderson, nos llevó hasta Maruja por 20 reales cada uno.
Nos dejó en un lado del manglar que tuvimos que cruzar para pedalear los últimos kilómetros por Ilha do Cardoso hasta la Vila da Maruja, en una playa llena de baiacu, el pez globo muy usado en la gastronomía japonesa aunque peligroso por su veneno.
En Maruja, la primera isla sin coches en la que estamos, pudimos gozar de un fantástico atardecer y un cielo estrellado que parecíamos estar en un observatorio espacial.