Fram, una ciudad ucraniana en Paraguay

Un fin de semana con Josep Hazevich en que aprovechamos para visitar Encarnación y la ciudad argentina de Posadas

Dejamos las misiones jesuíticas rumbo a Fram, una colonia fundada en 1927 donde los paraguayos son minoría. Polacos, rusos y ucranianos son los pueblos que vinieron a esta región del Paraná huyendo de la convulsa Europa de la primera mitad del siglo XX. También vinieron alemanes y entre ellos se colaron algunos nazis de renombre como el Dr. Menguele que vivió y murió en Capital Miranda, a unos 10 km de Fram. También en la región del chaco paraguayo migraron alemanes menonitas y entre ellos se colaron también algunos nazis.

En Fram viven unas 8.000 personas. Llegó a tener 15.000 pero durante la dictadura de Stroessner muchas personas fueron asesinadas, sobre todo las de origen ruso porque se pensaba que eran comunistas. Curiosamente algunas de ellas habían dejado la URSS huyendo de la represión stalinista. Los colonos, que creían haber comprado tierras cultivables, al llegar al Paraná se encontraron con kilómetros de selva y árboles que tardaban semanas en cortar y quemar. Esta historia la comparten muchos de los que llegaron a Fram. Entre ellos la familia Hazevich.

Bebiendo un tereré en la bodega de Josep. Sentado junto a él su amigo Jorge

Estuvimos con Josep Hazevich, primo de Tato de Jardín América. Paraguayos y argentinos de esta zona del Paraná se llevan muy bien, no sucede lo mismo con los porteños, de la provincia de Buenos Aires. Con Josep nos dimos un baño de conocimiento del Paraguay, pasado y presente. Su familia posee un negocio familiar, Mirno, que fabrica muebles a partir de madera de especies como el paraíso y el eucalipto que ellos mismos plantaron. Poseen 85 hectareas donde además de pino y eucalipto, hay más de 100 variedades de fruta, sobre todo cítricos. El hecho de poseer su propia materia prima hace que la empresa sea prácticamente autosustentable. El padre de Josep, Juan Hazevich, sueña con una refundación de la colonia y recibir una nueva oleada de migrantes europeos para poder vivir en una comunidad de pequeños propietarios, que compartan una cooperativa de consumo.

El fin de semana fuimos con Josep a Posadas, ciudad argentina frente a Encarnación (Paraguay). El nombre de Posadas viene porque las personas que iban hasta Encarnación se quedaban en las posadas que había antes de llegar a la ciudad. Cruzar la frontera para entrar a Posadas es muy lento, pues Argentina tiene una política estricta de no dejar pasar casi ninguna mercancía y revisa coche por coche para evitar el contrabando. Son tan rigurosos que dos paquetes de tabaco por persona ya se considera contrabando. En el puente, de unos 2 kilómetros, a veces se juntan camiones, buses y el tren que circula de lado a lado cada 20 minutos y se puede notar el temblor de la estructura. Durante las cuatro horas que tardamos en cruzar no dejaron de venir vendedores ambulantes con toda clase de productos, incluyendo dinero.

Cruzando la frontera entre Encarnación (Paraguay) y Posadas (Argentina)

Juan y Lucía, padres de Josep, nos invitaron a comer un plato ucraniano, el vareneki,  empanadillas de harina de garbanzo rellenas de calabaza y patatas. Era muy parecido a lo que comimos con Andrey en Prudentopolis, otra comunidad ucraniana que conocimos en Brasil. Al día siguiente cocinamos sopa paraguaya con Josep, una comida bien típica de los guaranís, cuya receta podéis seguir aquí.

Hasta ahora nos está gustando mucho esta zona sur del Paraguay con gente muy acogedora que te ofrece su ayuda antes de pedirla. Hasta nos dieron nuestro primer autostop para llegar a Fram sin siquiera sacar el dedo. Los pueblos son pequeños de casas bajas. Incluso Encarnación tenía casas bajas que contrastaban con los bloques de pisos de Posadas. Hay amplias zonas de cultivo de cereal y de pasto para vacas que ramonean libremente.

Iglesia ortodoxa en Fram, de las pocas que hay en Paraguay
En Encarnación en la zona de la costanera, al fondo puede verse Posadas

Oímos hablar en guaraní y Josep nos explica que pese a ser oficial junto al español, ningún documento legal se acepta si se presenta en guaraní y hemos visto pocos carteles con los dos idiomas, salvo en las misiones.

Nuestro primer autostop que ni siquiera tuvimos que pedir
24 marzo, 2017