Del lujo a la miseria
Comidos por los mosquitos borrachudos
Aprovechamos la estadía en casa de Charles y Verena para pasar un día tranquilo, disfrutar de la playa y comer en una mesa con platos y esas cosas. De modo que no empezamos a pedalear hasta la tarde, cuando el sol ya no es tan asfixiante.
Hicimos una ruta corta de unos 20 km hasta la playa de Maresias, que para nosotros fue más bien la playa de Miserias. Hasta Maresias, el camino pegado a la costa en la Serra do Mar es muy duro, con rampas cortas que te obligan a llevar la bicicleta de mano, mientras los motoristas y conductores nos animan. Tiene trozos con poco arcén un poco jodidos.
Llegamos a los bomberos de Maresias, pero pese a que hablamos con uno de ellos, Beto, que nos dijo que no habría problemas, finalmente no les dieron permiso para aceptarnos. Así que dormimos en la playa frente a los bomberos. Una noche tranquila excepto por los insectos que nos comieron bastante, en concreto el borrachudo, que no nos dejaron dormir mucho.