Del estado de Rio al de São Paulo
Una pedalada de 10 horas
Dejamos la ciudad histórica de Paraty y buscamos de nuevo la BR-101. Por delante nos esperaban unos 70 km y más de 1200 metros de desnivel que con el calor de Brasil hace que sea un poco agónico. Dificilmente hacemos más de 300 metros seguidos en plano. Nos llaman la atención ver palmeras con plátanos, acostumbrados como estamos a verlas en cajas de supermercados.
También hay un tipo de árbol, ahora en flor, que da un toque de color al verde que domina toda la Sierra. Y cada pocos kilómetros, al coronar pequeñas cimas, vemos playas fantásticas de nombres un poco impronunciables.
Por tan duro trayecto hacemos bastantes pausas, algunas puntuales otras más largas, sobre todo a partir de las 9 cuando el sol ya es una quimera que nos derrite. En una de las pausas probamos el platano verde deshidratado. Nada especial.
Llegamos así a nuestro primer encuentro con bomberos del estado de São Paulo, en Ubatuba. Es un puesto de salvamento marítimo, donde solo queda un bombero de guardia. Tras dudas iniciales nos acogen porque empatizan con nuestro proyecto y al saber que somos extranjeros. Además de las facilidades habituales (dormir, baño, comida si bien comimos dos veces) descubrimos el origen italiano de algunos brasileños pero que se han integrado al país y perdido las raíces. No es lo mismo con la población alemana del sur de Brasil que mantiene las costumbres e incluso el idioma. El bombero Danilo, nos cuenta su intención de hacer un proyecto de viaje parecido por Europa.
Por la noche un pescador viene a vender sus pescas a los bomberos. Son capturas de barco. Lo que ellos llaman sargo en Brasil nada tiene que ver con el sargo de España.
Siguiendo vuestras aventuras desde el principio los abuelos y yo.
B
Así me gusta Gena, un abrazo grande para ti y para los abuelos