A ritmo de ventilador

A 36º el mejor amigo de una persona es un ventilador

Partimos hacia Río de Janeiro desde Lisboa con miedo a si nos iban a decir algo por el peso y dimensiones de las maletas. Efectivamente nos hacen repartir el peso del equipaje de mano, pero no nos ponen más pegas y tampoco nos dicen nada por llevar solo vuelo de ida, ni al embarcar ni al entrar en Brasil.Así que dos de nuestras primeras preocupaciones arregladas ¡Luego en el vuelo nos dan comida! Para los Ryanerianos es todo un lujo al que no estamos acostumbrados.

Llegamos a Río en un vuelo eterno, dormimos poco o nada. Al llegar al aeropuerto, con la cara de guiris, mucha gente intenta vendernos reales y llevarnos en taxi o uber. Lo de las tasas de cambio pues hay que mirarlo bien y buscar el mejor precio, el aeropuerto no lo es sin duda. Aún así cambiamos unos pocos euros a una persona que decía trabajar en una compañía aérea.

Con el ônibus 2018 recorremos toda la ciudad. Por si el vuelo fuera corto desde el aeropuerto hasta nuestro hostel, Casa São Conrado, tenemos otras 2 horas de autobús. Como somos listos nos dejamos la cámara abajo con las maletas y no pudimos hacer fotos…

En cuanto a la ciudad, lo primero que llama la atención es el color verde de las montañas que la rodean. La biodiversidad llama a las puertas de Río y se cuela por sus lagunas y parques naturales. Incluso en el aeropuerto había trozos de bosque tropical. Por otro lado nos saltan a la vista las desigualdades económicas brutales. Probablemente tantas como otras ciudades del mundo, lo que aquí está todo mezclado en pocos metros y sorprende más. Ahora bien Río no ha decepcionado nada en cuanto a su promesa de calor de los infiernos. Hoy hemos visto el termómetro con 36º (a las 19h) mientras que por las tierras ibéricas creo que los termómetros rondan los 0 grados.

Ante tal clima, el ventilador se destaca como protagonista que no ha dejado de girar en nuestro primer día en Río.

Nuestro Hostel está en el barrio de São Conrado entre Ipanema y Barra de Tijuca. Llegamos allí con el ônibus y la ayuda de un brasileño muy simpático que hizo parar el bus en medio de una calle llena de tráfico, como todo Río, al lado de nuestro hostel, a Casa São Conrado, un sitio acogedor y agradable regentado por Stan, un francés muy amable que lleva 20 años viviendo en Brasil.

 

 

 

Las circunstancias hicieron que quedáramos una noche más de la prevista en el hostel. En la segunda noche tuvimos la suerte de conocer a Pedro, un guía turístico portugués que nos ha llenado de consejos y recomendaciones sobre Río y Brasil en general. Además de los consejos y un mapa de Río, que están bien, ¡nos dio de cenar y unas galletas de coco! lo cual ha sido genial tras un día muy largo de compras y mucho calor.Sin empezar la ruta, ya pedaleamos 35 km por una ciudad inmensa donde las horas pasan volando. Las bicis, que ya las hemos comprado y probado, van muy bien y son cómodas.

Tras dos días de calor, sudor y compras mañana empezamos propiamente la ruta. Como consejo para cicloviajeros que quieran iniciar una ruta en Río, sobre todo para aquellos de presupuesto ajustado, hay materiales como cámaras de aire mucho más caros aquí que en Europa (cinco veces más). Las bicis tienen precios similares pero componentes como portaalforjas, alforjas, bidones o timbres son bastante más caros.

Por el momento aquí lo dejamos mañana os contamos como ha sido poner todas nuestras cosas en la bici y empezar un viaje con unos 25 kg y 37 grados.

18 enero, 2017